Por: Víctor López García
La incapacidad de la clase dirigente, en particular de la clase política, para resolver la crisis histórica y estructural de los países de la región ha demostrado que los partidos, incluyendo a los políticos y las políticas, están en su momento crítico, no sólo en términos morales, ideológicos, orgánicos o de conducción; sino también en términos de carencia de una propuesta política coherente y lúcida que dé respuesta a las necesidades colectivas, a las demandas de los distintos sectores sociales y a las aspiraciones nacionales.
Se explica, por eso, la interrogante de importantes sectores de la sociedad civil, en torno a cuál es la interpretación que hace la clase política de los cambios internacionales y de las profundas y grandes mutaciones internas que ha tenido en forma silenciosa o abrupta la economía y la sociedad a escala mundial, regional y nacional en los últimos años. Y en dicho contexto, cuál va a ser el nuevo y moderno rol de los partidos en el futuro cercano; y cual su aporte trascendente al proceso de cambio político, desarrollo económico y bienestar social.
Los partidos políticos, en cada país, como en toda la región, en esencia, confrontan una deformación de génesis que tiene que ver con la equivocada concepción que han sostenido y, más grave todavía, aún siguen adhiriendo, de su papel en la sociedad en la cual se desenvuelven; el mismo que ahora más que nunca deben revisar para cambiar.
Desde hace tiempo y muy particularmente desde la globalización creciente de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, a la par con la crisis de los partidos, el deterioro de la política y la degeneración de los políticos, estos han dejado de ser los únicos o los mejores interlocutores entre la sociedad civil y la sociedad política; entre la población y el Estado o el Gobierno. Rol que han ido asumiendo en forma progresiva y creciente los medios de comunicación y las organizaciones no gubernamentales (ONG`S) y que en los últimos años lo vienen haciendo en forma directa los ciudadanos a través de los teléfonos celulares.
Existe, sin duda, la imperiosa necesidad de los partidos y los políticos de ponerse a tono con los cambios y acorde con los tiempos; sino, van a ir quedándose rezagados y progresivamente dejando de ser los interlocutores de la sociedad y los intermediarios con el Estado y sobre todo dejando el espacio de la política en manos de los antipolíticos y antipartidos.
*Sociólogo, Politólogo y Comunicador.